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Acapulco, Gro. 04 de mayo del 2024.- Los restos de los barcos varados en la bahía de Acapulco son un recordatorio de los días difíciles que este popular destino turístico experimentó después del paso del huracán Otis. La presencia de aceite que emerge y se esparce por la superficie del agua evidencia un nuevo problema para el puerto: el impacto ambiental negativo.

Desde Pie de la Cuesta hasta Puerto Márquez, la falta de acción para retirar los restos de las embarcaciones es evidente. Pesqueros, barcos turísticos, yates de lujo e incluso petroleros permanecen en espera de ser removidos, mientras que los aceites y combustibles que continúan filtrándose de los restos se propagan por toda la bahía, afectando incluso a los buceadores y a los criaderos de ostiones en el lecho marino.

“Nos están afectando porque todo ese combustible que están soltando afecta al marisco, más que nada al ostión, que está en la orilla y que se contamina”

“En la Bahía de Santa Lucía, explica, “hay muchas embarcaciones a las que no les han sacado las baterías, que son las que contaminan; además, los tanques que tienen diésel, gasolina, están saliendo y todo eso está contaminando, por eso hay en todos los lugares aceites, todo eso está saliendo”.

César Robles. Buzo de Acapulco

Aunque no se dispone de una cifra precisa sobre la cantidad de barcos que se hundieron durante el impacto de Otis en la costa de Guerrero, se estima que alrededor de 800 embarcaciones quedaron sumergidas, según la Cámara de Comercio de Acapulco.

Hasta el momento, la Secretaría de Marina ha localizado 380 de estas embarcaciones y ha logrado retirar al menos 80 de menor tamaño. Las estimaciones de la Capitanía del Puerto sugieren que podría haber alrededor de 700, mientras que la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) tiene registro de 212 embarcaciones con daños.

Independientemente del número exacto, esto implica una considerable cantidad de combustible que se está vertiendo en el lecho marino.

La legislación marítima establece un plazo de tres meses para retirar un barco hundido, bajo amenaza de multa. Sin embargo, ya han transcurrido seis meses desde el desastre.

El principal problema radica en la falta de reclamación de las embarcaciones. Algunas capitanías han sido notificadas, pero en otros casos se desconoce la identidad de los propietarios, especialmente si eran extranjeros.

Además, algunas embarcaciones no han sido retiradas debido a litigios con las compañías de seguros, o porque los propietarios no quieren reconocer la propiedad, ya que resulta más costoso sacar el barco que adquirir uno nuevo.

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